La paleta de colores se llena de tonos tierra y tejas,
mientras el cielo se baña en azules suaves.
Cada trazo es un viaje en el tiempo,
una conexión con las generaciones que han amado y cuidado esta tierra.
Cada pigmento que mezclo es como un susurro del pasado.
Y mientras mi acuarela cobra vida,
puedo sentir que estoy dejando un pedacito de mi corazón en cada pincelada.
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